viernes, 6 de febrero de 2009

EL AVARO

Un avaro, convirtiendo toda su fortuna,
fundió con el metal un lingote y lo enterró
en cierto lugar, enterrado allí a la vez,
su corazón y su espíritu.

Todos los días se dirigía a ver su tesoro.

En esto lo observó un hombre, adivino su suplicio y,
desenterrando el lingote, se lo llevó.

Cuando poco después volvió el avaro
y halló el escondijo vacio,
se puso a llorar y a arrancarse los cabellos.

Un quídam que lo vio lamentarse de tal manera,
después de informarle del motivo, le digo:

--No te desesperes así, hombre, porque, al fin y al cabo,
aunque tenías oro, no lo poseías verdaderamente.

Agarra una piedra, escóndela donde estaba el oro;
la piedra servirá para ti como si fuera el oro mismo,
pues, a lo que veo, cuando lo tenías enterrado,
no utilizabas para nada esta riqueza.
(Esopo)


Esta fabula, nos la siguiente reflexion:
si no das utilidad a lo poseído es como no tenerlo.
Actívate y saca el jugo a tu posesiones,
mas en momentos críticos y deja de lamentarte.

Energía Pura

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