De reliquias cargado, un asno recibía adoraciones,
como si a el se hubiesen consagrado reverencias,
inciensos y oraciones.
En lo vano lo grave y lo severo que se manifestaba,
hubo quien conoció que se engañaba, y le dijo:
“Yo infiero de vuestra vanidad, vuestra locura.
El reverente culto que procura tributar cada cual este momento,
no es dirigido a vos, señor jumento, que solo va en honor,
aunque lo sientas, de la sagrada carga que sustentas.”
(FELIZ MARIA SAMANIEGO)
Esta fabula que hoy les presento, tiene gran verdad en
aquellas personas, que sin merecerlo ocupan puestos laborales
o simplemente son hijos de familia, y se dan una pavonada
de grandeza, pobres no saben que la caída es mas dolorosa.
Es por ello hay que enseñar a nuestros hijos a ser
humildes de corazón con actos sinceros.
Sean felices y reapartan felicidad.
Freddy Gómez
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