miércoles, 11 de febrero de 2009

EL CIERVO Y LA VIÑA

A favor de una crecida viña, como sólo se ven
en ciertos climas, un pobre ciervo perseguido,
pudo salvar oculto su preciosa vida.

Los cazadores quedan despistados y,
llamando a sus perros, se retiran.

El ciervo salvado por las hojas,
-- ¡oh negra ingratitud! –ya no se fija,
y muerde la planta bienhechora.

Los cazadores vuelven y allí lo sacrifican.

“Merecí tal castigo, dice.

Por ingrato, por olvidar el bien que recibía.”
JUAN DE LA FONTAINE

Freddy Gomez


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